Ex sacerdote, acusado de pederastia desde 2007 en Morelos, es detenido y llevado al Reclusorio Oriente

Tras cerca de 20 años de mantenerse en impunidad, el caso de un ex sacerdote que presuntamente abusó sexualmente de un menor de edad fue llevado ante la justicia. El indiciado, identificado como Carlos López Valdez, fue trasladado al Reclusorio Oriente por los delitos de violación y corrupción de menores. Los hechos por los que se le acusa habrían sucedido entre 1994 y 1998, siendo denunciado hasta 2007 y concluyendo con el proceso de acusación y de privación de la libertad hasta el presente año.

Ciudad de México, 28 de agosto.- Carlos López Valdez, ex sacerdote de la Iglesia católica, fue detenido por el delito de abuso sexual en contra de un menor de edad y por corrupción de menores cometido hace más de 20 años. El indicado ha sido ingresado al Reclusorio Preventivo Varonil Oriente.

López Valdez fue detenido por elementos de la Procuraduría General de Justicia (PGJ) en la localidad de Jiutepec, en el estado de Morelos, bajo la orden girada por el Juez 55 Penal con sede en la prisión anteriormente referida.

En la causa penal 244/08 quedó asentado que el presunto delincuente, valiéndose de su investidura como sacerdote, abusó sexualmente del entonces menor de 11 años de edad identificado como Jesús Romero Colín, durante un periodo de cuatro años, suscitándose de ese modo tocamientos de índole sexual y violaciones entre 1994 y 1998.

Fue hasta 2007 que el agredido interpuso una demanda por los abusos cometidos, situación que al darse a conocer, generó una serie de investigaciones por parte del Tribunal Eclesiástico de la Arquidiócesis Primada de México, que solicitó se iniciara un juicio canónico en contra de López Valdez.

Como resultado, la Arquidiócesis mexicana dio parte a la Congregación de la Doctrina de la Fe en la Santa Sede en Roma, Italia, para que continuara con las diligencias de investigación.

Luego de recabar las pruebas suficientes, en 2010 las autoridades eclesiásticas emitieron su sentencia definitiva, que terminó por proscribir a López Valdez del sagrado ejercicio del ministerio, así como le prohibió predicar y desempeñar algún oficio directivo en el ámbito pastoral o como administrativo parroquial.

Joaquín Aguilar Méndez, director de la Red de Sobrevivientes de Abuso de Sacerdotes ( SNAP, por sus siglas en inglés) México y víctima de abuso sexual del ex sacerdote Nicolás Aguilar Rivera, indica que alrededor del mundo hay 30 mil personas afiliadas a la organización y que en México actualmente se atienden 200 casos de pederastia, de los cuales 80 por ciento son niños.

De 2006 a la fecha, Aguilar Méndez ha recibido unas 500 denuncias, de las cuales 98 por ciento son casos que jurídicamente ya prescribieron, debido a que a las víctimas de pederastia les es difícil hablar de los abusos.

La mayor parte de los abusos se cometen a niños de entre 9 y 12 años de edad. Nicolás Aguilar, por ejemplo, es señalado de violar entre 90 y 120 niños de entre cinco y 13 años en México y Los Angeles, Estados Unidos.

    “Estos casos son muy graves, porque te matan el alma, porque nos enseñan desde pequeños que Dios habla a través del sacerdote. Cuando un sacerdote abusa de ti, significa que Dios está abusando de ti. Así lo ve un niño, cuesta trabajo salir de esto, porque te destruye en moral y principios”, dice.

EL NIÑO QUE QUERÍA SER SACERDOTE

Jesús Romero estaba en sexto grado de primaria cuando su mamá lo llevó a la Parroquia de San Agustín de las Cuevas para que iniciara su preparación como acólito. No pasaron los tres meses, cuando el niño empezó a soñar con ser sacerdote. El entonces cura Carlos López se acercó a su familia con el pretexto de conducirlo en su vida espiritual.

Primero le pidió permiso a la madre para llevarlo con él a Cuernavaca con el pretexto de enseñarlo a nadar. La mujer accedió. Era el párroco, pero además, amigo de la familia.

En Cuernavaca lo obligó a dormir con él en la misma cama, pero desnudo, porque era antihigiénico acostarse vestido. Ya en la madrugada el niño despertó asustado: el sacerdote le tocaba sus genitales, pero el pequeño, confundido, quiso creer que el cura estaba dormido y no sabía lo que hacía.

Al día siguiente sólo hubo silencio y el regreso a la Ciudad de México. Ese fue sólo el inicio de una larga cadena de abusos sexuales, violaciones, corrupción y pederastia. Jesús Romero fue víctima de varios delitos.

Una semana después del regreso del viaje a Cuernavaca, Carlos López visitó de nuevo a la madre de Jesús. La familia compuesta por el padre, la madre y seis hijos era de escasos recursos. El sacerdote propuso llevarse con él al niño a vivir a la casa cural, para pulir su deseo de ser cura, con la oferta de que se encargaría de los gastos que se generaran de los estudios del muchacho.

La madre aceptó y el niño se mudó a sus 11 años a la casa de Carlos López, en donde vivían otros muchachos con él. Uno de ellos desde los seis años.

    “Empezaron los abusos: primero toqueteos, luego sexo oral y luego penetración, fue paulatino. Es complicado porque sientes que tienes que aguantar como esa misión que te tocaba. Es parte de lo que te enseña la religión católica ‘aguanta el sufrimiento, luego viene el cielo’. Me daba mucho miedo, no había palabras, todo ocurría en silencio en las noches y en el día era sacerdote y era casi mi papá”, dice.

Unos meses después del inicio de las violaciones, el niño lo cuestionó. La respuesta fue que “lo quería mucho”. Por eso lo ultrajaba.

“Le dije: ‘Esto está mal, ¿por qué pasa esto?’, me contestó: ‘Yo te quiero mucho y las personas que se quieren mucho, así se demuestran su cariño’. Yo estaba muy ignorante en eso, mis papás nunca me habían hablado de sexualidad”, cuenta.

Los abusos cesaron cuando Jesús tenía 16 años y se convirtió en un adolescente con problemas de drogas y alcohol.

“A los 16 años se cortan los abusos. Yo tengo mi habitación y no pasa nada. Yo lejos de defenderme le reclamaba, era agresivo cuando veo que abusa de más niños. Llegué a empujones, casi golpes. Yo era un problema ya para él”, narra.

Jesús siguió viviendo en la casa. Testigo de los abusos a otros menores. Descubrió pornografía infantil en la computadora del cura: fotos de sexo explícito con él cuando era niño y con otros niños.

Había de todo, relató: penetración de él a los niños y de los adolescentes a él. Sexo oral y toda serie de vejaciones. El sacerdote los hacía posar con ropa interior y compartía las fotos por correspondencia con otros hombres.

Jesús descubrió incluso una carta: “Te mando esta tanga para que se la pongas a chuchín”, le decía un remitente desconocido.

Aunque los abusos a otros menores siguieron, Jesús salió de esa casa y continuó con su vida. Fue hasta 2007 cuando denunció.

“Había un niño que yo conocía y que le empezó hacer lo mismo. Me dolió mucho, no quise que terminara como yo”, dice.

Pero con la denuncia no llegó la justicia. La Arquidiócesis se dio por enterada e inició una investigación interna en el Tribunal Eclesiástico Interdiocesano de México que concluyó con la dimisión del ministerio de Carlos López, el 8 de enero de 2011.

Antes de retirarlo del sacerdocio, la Iglesia Católica supo de las prácticas del ex sacerdote.(SinEmbargo)
Con la tecnología de Blogger.