AMLO acusa a Claudio X. González de financiar la guerra sucia y reitera que echará abajo la reforma educativa



SAN LUIS DE LA PAZ/ SAN MIGUEL DE ALLENDE, Gto. (apro).- “Juan Díaz de la Torre, fuera”, se exige en un cartel de trazo magisterial. Es Día del Maestro y, como ocurre desde hace cinco días, Andrés Manuel López Obrador aborda hoy el tema sin moverse un ápice de su línea discursiva central al respecto: se va a cancelar la reforma educativa.

Hoy, 15 de mayo, celebración del Día del Maestro, el presidencial cerró por la mañana su gira por San Luis Potosí y, desde Río Verde, ha señalado una vez más al empresario Claudio X. González como el responsable de un desplegado firmado por un centenar de organizaciones, entre éstas, Mexicanos Primero.

“Es Claudio X. González y no voy a caer en ninguna provocación. Ellos están financiando la guerra sucia… todas esas organizaciones que se hacen pasar como de la sociedad civil se dedican nada más a atacarnos, a desprestigiarnos… y están financiando la guerra sucia, Claudio X. González, su hijo y otros. Pero no voy a caer en provocaciones”, aclaró el tabasqueño.

López Obrador habla con desenfado: la encuesta de El Financiero, las apuestas en Las Vegas que le dan 85 puntos de posibilidades de triunfo en las elecciones y, finalmente, “ya se los he dicho, pero ustedes son muy incrédulos: hay empate en el segundo lugar, entre Meade y Anaya”.

En una cartulina cercana al sitio de la entrevista, una mujer sostiene otra en la que se advierte: “Abajo la reforma educativa”.

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En el entorno de la plaza Matamoros, en San Luis de la Paz, la gente se agolpa a lo largo de dos cuadras, en una sola acera, donde la sombra avanza extinguiéndose hasta que el sol se posiciona de lleno.

El centro de esta ciudad está perturbado porque son cientos los vehículos particulares que van llegando desde dos horas antes a buscar lugar bajo el toldo, una preparación más breve que en otras entidades y que terminará insuficiente para albergar a la concurrencia.

Las cartulinas son persistentes en el rechazo a la reforma educativa, entremezcladas con aquellas que piden la atención para evitar despojos en un lugar llamado “El Charco”, y las naturales, de apoyo al presidencial.

El mitin tiene amplia presencia magisterial por lo que se observa entre el gentío y el templete: el candidato a la presidencia municipal, León Ledesma, es profesor; la candidata a diputada federal, Arisbeth García, es profesora, y el acto inicia con la petición a López Obrador de que entregue un reconocimiento a un profesor de la localidad.

Ya lo dijo horas antes: usará el decreto y la iniciativa preferente para eliminar todo aquello que afecte a los maestros. Y aunque la declaración fue respuesta a pregunta expresa, clarifica lo que el sábado pasado, en San Pablo Guelatao, dijo: usará sus facultades como jefe del Ejecutivo.

“Primero voy a hacer uso de mis facultades como titular del Poder Ejecutivo para que no se aplique ninguna acción en contra del magisterio y, segundo, voy a enviar una iniciativa preferente a los artículos de la Constitución que afecten al magisterio”.

Y aquí, todas sus referencias al magisterio son celebradas como ninguna otra:

“Vamos a cancelar la reforma educativa”, y hay ovación.

“Nunca se había ofendido tanto al magisterio”, y vuelve la ovación.

Y así, a cada línea discursiva, el tema educativo es celebrado por la multitud.

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López Obrador arenga a una concentración inusitada en esta entidad de histórico sello panista, en el destino turístico y residencial de quienes pueden pagar el costo de la vida en San Miguel de Allende.

Los panistas son iguales a los priistas, dirá el tabasqueño. Sus expresiones sobre Vicente Fox (“que agarre la matraca y le ayude a Anaya, porque le vamos a quitar la pensión… y no es venganza es justicia”) despiertas aplausos y mofa de quien fue gobernador de Guanajuato y luego el primer presidente de alternancia que ahora apoya al PRI.

Curiosa la elección del sitio. San Miguel Arcángel, el “abogado del pueblo”, si bien del “pueblo elegido”, tiene en su honor la monumental parroquia desde la que, a pie de campanario, se ha instalado el templete del acto proselitista.

El candidato presidencial se explaya una vez más en sus líneas discursivas para improvisar que, hoy, ha resistido la embestida:

“Hoy se nos vivieron todos encima: el presidente del Consejo Coordinador Empresarial; Peña Nieto, todos por este tema”… y, aunque no lo menciona, también las organizaciones ciudadanas que acusa de ser manipuladas por Claudio X. González, que hoy emitieron un desplegado.

Y faltó también mencionar al secretario de la Defensa, Salvador Cienfuegos, pero ya lo dijo temprano, no entrará en polémica con él porque si su preocupación es que al cambiar el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México a Santa Lucía, no cerrará la base militar, así que, afirma López Obrador, de nada tiene que preocuparse.

Pero en San Miguel de Allende, López Obrador vuelve a la carga: la reforma educativa nada tiene que ver con la calidad de la enseñanza, es una medida para oprimir a los maestros.

Que la reforma educativa no tomó en cuenta los maestros.

Que la reforma educativa es laboral, pero ha confundido a muchas personas porque se gastaron 8 mil millones de pesos en promoverla. Un insulto.

Entonces se despide llamando al “voto parejo”, su versión personal del “voto útil” y reivindicando que en la tierra donde surgió el movimiento de Independencia que transformó al país, están listos para iniciar la cuarta transformación de la historia, su oferta con aires de aspiración a la inmortalidad.
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