Noé Zavaleta presentó su primer libro “El infierno de Javier Duarte” en Tuxtepec

Antonio Mundaca

Tuxtepec, Oax. Octubre 29.- El Pasado jueves se presentó el libro "El infierno de Javier Duarte", del periodista Noe Zavaleta, en el tercer encuentro de periodistas del sureste.

Dentro de los invitados especiales, estuvieron presentes Antonio Mundaca,  Santiago Méndez Agama y Alejandro Galvan Yanez, quienes acompañaron a Noé zavaleta dando un contexto regional en una zona azotada por el narcotráfico y la indiferencia del gobierno de Veracruz, pero sobre todo de Oaxaca, una violencia sistemática que se apodera de las fronteras de estados mexicanos sin ley, sin gobierno, sin esperanza ; regiones gobernadas por caciques y reporteadas con miedo y a veces con la indiferencia del periodismo emanado de las cuevas y las aldeas. 

Personalmente fue un día de sorpresas y revelaciones.
La primera darme cuenta que existen universitarios con otra chispa, con una visión más consciente y critica , una generación que puede no ser la de jóvenes vencidos, grata la participación de los jóvenes de la Universidad Interamericana para el Desarrollo (Unid).

La segunda descubrir como un amigo de la facultad entendió en algún momento en su vida que solo “un idiota puede ser totalmente feliz” -como dice su admirado Vargas Llosa- y decidió dar esa paso al frente que muchos no nos hemos atrevido, dio un paso al frente cargado por su circunstancia y sus pasiones .

Noé se convirtió en un hombre valiente, sin proponérselo, sin quererlo, sin duda. Sin que fuera un objetivo llegar escoltado a lugares de vaya a saber que demonio habita, con el dolor de haber perdido a Rubén- el entrañable fotógrafo ahora símbolo de una generación-.

Noé se volvió valiente, pero ya era una buena bestia, un hombre noble - que importa le vayas al américa viejo y veas fútbol como chamaco de escuela y en la universidad hayamos ido al bulevar de Veracruz a beber charanda y brandy barato - con corazón, rabia y constancia creo representas muchas cosas que los que te vimos aún no entendemos y nos sorprende, porque estamos absortos en nuestras vidas breves.
Celebró tu trascendencia, celebró tu torpeza para llorar por quienes amaste, pero lo que más celebró cabrón es que seas mi amigo.

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