Los proveedores asiáticos de Zara, Nike y Abercrombie se “rebelan” y planean sacar sus propias marcas



Si nunca ha escuchado hablar de ellas, quizás sí conozca las etiquetas para las que cosen: Zara, Abercrombie & Fitch, Nike, Patagonia y muchas otras.

Las grandes empresas proveedoras de estas empresas están hartas de ser las grandes desconocidas del mercado textil. Por ello, varios grandes proveedores se están planteando sacar sus propias marcas para incrementar sus beneficios y márgenes.




Ciudad de México, 30 de noviembre.– Las grandes empresas asiáticas que se encargan de fabricar y terminar la ropa de las grandes cadenas occidentales, están hartas de ser las grandes desconocidas del mercado textil. Además, sus estrechos márgenes de beneficio por prenda pone en dificultades a estas firmas cuando la demanda de su ropa desciende. Por ello, varios grandes proveedores se están planteando sacar sus propias marcas para incrementar sus beneficios y márgenes.

A los directivos de la empresa Hansae (proveedor surcoreano de ropa para marcas) les gusta jactarse de un dato muy singular: uno de cada tres estadounidenses viste sus prendas (sin embargo nadie conoce a Hansae). Si nunca ha escuchado hablar de ella, o de Sae-A Trading, o de Youngone, quizás sí conozca las etiquetas para las que cosen: Zara, Abercrombie & Fitch, Nike, Patagonia y muchas otras.

Son algunas de las empresas surcoreanas, dentro de las miles de firmas asiáticas que dominan el mundo del textil hace años. En los 80, fabricaban calzado y camisetas en Corea del Sur. Más tarde, a medida que fueron subiendo los costes de mano de obra, trasladaron sus fábricas a China y otros países en desarrollo. Tras pasar tres décadas fabricando ropa para otros, quieren tener sus propias marcas.

“Es un mercado muy mercantilizado”, explica Anna-Karin Birnik, consultora de marcas en Singapur. “Muchas compañías ven una oportunidad no solo en fabricar para otros sino también, dado que tienen capacidad de fabricación, de aprovecharla, desarrollar sus propias marcas y conseguir precios y márgenes más altos”.

La necesidad de incrementar los márgenes se ha agudizado estos últimos doce meses. Una montaña de stock sin vender en las cadenas minoristas de Estados Unidos ha reducido los pedidos de estas firmas, por lo que han caído las importaciones de prendas de ese país desde el primer trimestre de 2016.

Las ganancias antes de intereses e impuestos de Hansae bajaron un 43 por ciento, a 81 mil 600 millones de won (70.4 millones de dólares) en 2016. Youngone, que fabrica indumentaria de calle y deportiva para Nike y Patagonia, sufrió un declive del 8.8 por ciento, hasta los 179 mil 400 millones de won.

COMPRAS


El año pasado, Hansae adquirió el minorista local MK Trend, hoy llamado Hansae MK, con marcas de vestimenta informal como TBJ, Andew y Buckaroo. La proporción de ingresos de la empresa por ser lo que se llama un fabricante de equipos originales (OEM, por sus siglas en inglés), es decir, que fabrica artículos para otras marcas, ha caído a cerca del 80 por ciento tras la adquisición, frente a más del 90 por ciento el año pasado.

Su fundador, Kim Dong-nyung, que preside la sociedad controlante del grupo, dijo en octubre que se proyecta que el 30 por ciento de las ganancias antes de intereses e impuestos de este año provendrán de las marcas de la empresa y que esa cifra aumentará. Hansae registró ventas por 1.5 billones de won (1.380 millones de dólares) el año pasado.
En 2007, Sae-A, una empresa de capital privado que gestiona más de 40 fábricas en 10 países, entre ellos Vietnam, Guatemala y Haití, adquirió el minorista surcoreano de moda femenina In The F, dueño de marcas como Joinus y Compagna.


Sae-A, con ingresos pde 1.9 billones de won el año pasado, planea expandir la unidad lanzando una serie de indumentaria de golf el año que viene. Su fundador y presidente, Kim Woong-ki, fundó la empresa en 1986 con dos empleados y hoy tiene una fortuna de unos 720 millones de dólares, según el Índice de Multimillonarios de Bloomberg. La empresa no quiso hacer comentarios sobre la fortuna de Kim.

“Al mudarse a países de la región o incluso globalizarse, las OEM no tienen el conocimiento necesario para operar en diversos mercados, cómo hacer venta minorista y marketing para diferentes tipos de consumidores”, asegura Benjamin Durand-Servoingt, socio de McKinsey. en París. “La forma más sencilla de hacerlo es adquirir empresas que ya estén ahí”.
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