Valentina Alazraki comparte con periodistas oaxaqueños 40 años de experiencia internacional

· Explica la transición diplomática de México con el Estado Vaticano, así como las situaciones a las que se enfrentó a su llegada como corresponsal en Roma.
· Refirió los criterios éticos bajo los cuales ha informado desde 1974 a la fecha, el acontecer cotidiano en la Santa Sede.


La periodista y escritora Valentina Alazraki (Ciudad de México, 1955) sostuvo un encuentro con representantes de los medios de información local y nacional de la ciudad de Oaxaca, denominado “Trabajo de un periodista mexicano en el extranjero” en el cual compartió experiencias adquiridas en las cuatro décadas como corresponsal mexicana en el Vaticano, en el marco de la presentación de su más reciente libro titulado “El Milagro Costarricense de Juan Pablo II, la historia que lo hizo santo”.

     Acompañada por el Coordinador General de Comunicación Social del Poder Ejecutivo Miguel Ángel Muñoz Navarro y al interior de la Biblioteca Francisco de Burgoa del Centro Cultural Santo Domingo, Valentina Alazraki relató la transición que México vivió en materia de relaciones diplomáticas y los cinco “Méxicos” que el Papa Juan Pablo II conoció durante las visitas en los años 1979, 1992, 1993 en Mérida, 1999 y la última visita del Pontífice Polaco hacia el año 2002.

    Entre las experiencias periodísticas, Alazraki compartió que el 26 de enero de 1979 durante la primera visita del Papa Viajero al país, fue recibido por el presidente en turno, José López Portillo, quien se dirigió a él como “distinguido visitante”, sin darle trato de jefe del Estado Vaticano, ya que México no tenía relaciones diplomáticas con la Santa Sede.

      Y es que desde octubre de 1974, Valentina es corresponsal de Televisión Vía Satélite en Roma, cubriendo la fuente del Vaticano, corresponsal de Novedades desde enero de 1982. Sin embargo, a su llegada a Roma las situaciones para ella no fueron del todo sencillas, ya que el grupo de reporteros acreditados no la incluían en el círculo de trabajo, toda vez que  el ejercicio periodístico era considerado un atributo masculino y de personas de mediana edad. Alazraki se enfrentaba, de acuerdo al imaginario colectivo de ese entonces, a dos desventajas: era joven y mujer. Luego de demostrar sus conocimientos, capacidades y trabajo, el Vaticano decide acreditarla tres años después.
   
    En este contexto, recibió instrucciones de Jacobo Zabludovsky –entonces su jefe- solicitándole una entrevista con Juan Pablo II en el marco de su primera visita a México, encomienda casi imposible para la periodista porque nunca en la historia, un Santo Padre había sostenido interlocución con la prensa.

     Narró Valentina su anécdota: “Licenciado Zabludovsky,  lo siento mucho… pero los Papas no dan entrevistas”, a lo que él respondió “bueno, ya luego me cuentas como resolviste tu problema” y me colgó. Entonces, ella hizo uso del ingenio mexicano. “Me atreví  a comprarle a Su Santidad un sombrero de charro y buscar la manera de esconderme entre unos arbustos para no ser descubierta por el Protocolo del Vaticano. Cuando él caminaba por ese pasillo, salí de entre las plantas para interceptarlo con un enorme sombrero de charro y enredada entre el cable del micrófono. No imaginé que sería la primera periodista mujer en realizar una entrevista a Juan Pablo II”, recuerda.

     También dijo que uno de los momentos más complicados emocionalmente fue la cobertura tras la muerte de Juan Pablo II. Ante ella imperó el profesionalismo mostrado ante las cámaras de televisión, para no dejar ver su lado humano y mantener el criterio periodístico que se basa en solamente informar.

     Entre las coberturas más importantes de Valentina Alazraki se encuentran, la muerte de Juan Pablo VI, el inicio del Pontificado de Juan Pablo I, así como los cónclaves de Juan Pablo II, Benedicto XVI y el Papa Francisco, primer Pontífice de origen Latinoamericano.
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