Los inmigrantes incómodos




José Carlos Moreno // Columnista La Región
 
Sean Pean bromeó la noche del  23 de febrero al anunciar a la ganadora de la mejor película en ésta edición de los Oscares: “¿Quién le dio a éste hijo de puta la tarjeta verde?” La broma, inocente y bien intencionada a no ser por alguna desconocida doble agenda política del actor, refleja sin embargo la mentalidad de mucha población norte americana frente a la realidad de los y las migrantes en su país.


Iñárritu no será quizás un migrante incomodo en éste sentido, aunque sí lo parece para el gobierno mexicano: amigo de Cuarón y muy bueno, ya recordamos lo que pasó con el foro que aprovechó éste último a raíz del éxito de  Gravity y la correspondencia pública entre el cineasta y el presidente, uno que se quejaba, otro que lo felicitaba, uno que lo cuestionaba sobre sus desgraciadas (yo no les veo la gracia) reformas, y otro que le respondía escuetamente un pergamino de retórica preparada por los chefs asesores.
 
Iñárritu así la noche de ayer se sumó de nuevo a la protesta, cómo ya lo había hecho con sus compinches revoltosos, el ya mencionado Cuarón,  Del Toro, y Lubezki, cuando exigieron la liberación de las (personas) detenidas por participar en la manifestación del 20 de noviembre del 2014  de las jornadas de marcha y protesta que abanderaban el caso Ayotzinapa…y, por cierto, ¿dónde están los normalistas? vivos se los llevaron, vivos los queremos.
 
Y para quién piense que éstas son excentricidades de tipo de un grupito de ricos alejado de la realidad, recuerde que a raíz de ésta demanda pública el grupo de artistas contribuyó a la formación (y desde entonces a su consolidación) de la asamblea de cineastas “Comunidad cinematográfica con Ayotzinapa” que constantemente interviene de manera pacífica la cineteca nacional para proyectar contenido de importancia y de interés público, contribuyendo a la politización necesaria de ésta sociedad.
 
Parece que lo más importante de ésta protesta bien envuelta en su discurso de agradecimiento fue su deseo expreso de que en México encontremos y construyamos el gobierno que merecemos, pero me permito disentir de la tendencia; creo que los más importante es el tema migrante que plantea: se pronuncia a favor de los derechos las (personas) migrantes, que la comunidad mexicana que ahí vivie se le trate con dignidad, y le recuerda a toda persona que deba ser recordada que esa dignidad no es otra cosa si no la misma con la que las (personas) migrantes construyeron ese país americano en un primer lugar.
 
La mirada del cineasta, certera y apelativa, su palabra, alta y claro, y no pudo ser silenciada por los aplausos de uno de los auditorios quizás más desconectados en general de las problemáticas referenciadas en el discurso del mexicano.
 
Se espera que en los siguientes 10 años regresen al país más de 4 millones de personas migrantes, ya no en vida productiva, cansados, y sin pensión. Después de que el grupo al que pertenecen haya mandado, según se estima, más de 23 mil millones cada año a México durante su vida productiva, lo que aquí les espera es un país no ya sólo en llamas, sino a demás un gobierno que no tiene ni si quiera voluntad política de atender la repatriación, por no hablar del simbólico presupuesto destinado al respecto. Y aún así tendrán que venir, y las sociedades mexicanas tendrán que reacomodarse, y serán incómodos en su propia casa.
 
Pero el festejo en el Ángel debió esperar, los placebos sociales de éste estilo deben ser interrumpidos por una dosis de realidad, ya se dijo mucho, pero es que es cierto, México no ganó, México sigue perdiendo, y el aplauso sólo va para el cineasta y su certero aprovecho del momento para la protesta.

José Carlos Moreno
Jefe Editorial en http://guadalajaratrespuntocero.com/
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