El triunfo de Yo Soy 132 // La Columna

Por  José Carlos Moreno  // Columnista

“La historia no es la llamada a extirpar épocas e individuos; esa tarea pertenece, en todo caso, a la política.” –José C. Valdés- (Historiador mexicano pionero en la revaloración de figuras vencidas)

El movimiento social-internacional Yo Soy 132 fue un movimiento surgido en pleno periodo de campañas presidenciales, en mayo de 2012 a partir de la fallida visita del entonces candidato Enrique Peña Nieto a la Universidad Iberoamericana en el Distrito Federal; mientras una cobertura mediática falsa calificaba de exitosa la visita y reproducía la versión oficial que criminalizaba la protesta estudiantil ocurrida, 131 estudiantes de aquella universidad se identificaban públicamente como actores de la protesta impactando a la sociedad en general tanto, que las universidades y muchos sectores de diferentes sociedades se unificaron bajo el nombre de #YoSoy132.

Este movimiento, que llamamos social-internacional y no solo estudiantil mexicano por razones de clara y registrada trascendencia, agitó con fuerza los pronósticos del complejo panorama político que vivía el país al momento de su nacimiento, llegando a poner en duda el que parecía inminente regreso del PRI a la presidencia.

Cuando sin embargo el PRI y los poderes fácticos consumaron el fraude electoral más sofisticado y moderno que hayamos visto, el movimiento apareció y se sintió como fracasado, pero hoy a tres años de su nacimiento es momento de desmentir esta creencia. Es momento de redimensionar sus alcances, de abonar a una lectura crítica y una revisión objetiva para revalorar los logros de un movimiento que revitalizó y refrescó la democracia nacional como nunca antes se había visto.

-La historia oficialista-

Ha sido gracias a un proceder en particular de hacer historia como herramienta adhesiva del poder en turno que la creencia se ha instaurado, y el triunfo de YoSoy132 ha quedado prácticamente invisible. Para entender la falsedad tras la creencia del fracaso de YoSoy132, es necesario entender la lógica primaria de este proceder:

Es la manera que tiene el sistema hegemónico para hacer historia, eso que desde el poder recientemente le llamaron “verdad histórica” (por cierto, ¿dónde están los 43? Ayotzinapa no se olvida), desde abajo llamamos lahistoria oficialista.
Esta forma de hacer historia nos impone sus términos, sus métodos, y sus resultados; su filtro y su reconocimiento son requisito para considerar algo como hecho histórico.

Nos impone un estándar de “victoria” muy elevado y conveniente para sí misma y el orden al que sirve: se nos ha hecho creer (desde los primeros años de educación pública) que una lucha o movimiento social debenecesariamente cambiar radicalmente el orden de poder contra el que se levanta o al que denuncia, para ser considerado victorioso.
Es binaria, o se gana o se pierde: no existen las complejidades intermedias entre victoria y derrota propias de todo movimiento o fenómeno social, rescata sólo las grandes contundencias según sus propias percepciones de los conceptos mencionados.

La frase “la historia la escriben los vencedores”, ejemplifica esta forma selectiva y conveniente de realizar los registros históricos sociales y su forma de contarlos para instaurarlos en las creencias y percepciones populares.

De manera lógica no le es posible otorgar reconocimientos a las resistencias en su contra, dejándolas fuera de la historia oficial para todos los efectos y utilidades por medio de la censura subliminal y explicita (desde el olvido intencional y la distorsión histórica, hasta la prohibición tácita).
A #YoSoy132, como a muchos otros levantamientos sociales mexicanos y mundiales, se le subestima por la falta de una lectura histórica no oficialista del mismo, y esto impide apreciar sus logros particulares. La historia oficialista es solo uno de muchos elementos contenidos en una campaña de ataque multidimensional por parte de un Estado y sus poderes fácticos, hacia un movimiento de oposición a su ejercicio injusto del poder.

-#YoSoy132 fracasó-

Siendo esta la versión oficial, se basa en tres simplistas razones:

a)      El regreso oficial del PRI a la cabeza visible del poder mexicano.

b)      La corrupción y rupturas internas del movimiento.

c)      La disolución paulatina del movimiento que prosiguió a las elecciones.

Estos argumentos resultan por demás insuficientes para categorizar a YoSoy132 como fallido ya que:

a)      Aunque en lo personal y lo colectivo estábamos en contra de la figura de Peña Nieto y todo lo que representaba, oficialmente no se buscaba el ingreso de ningún partido en particular a la presidencia, por lo tanto no se buscaba el no ingreso de ninguno, incluido el PRI. La imposición de un presidente y la configuración de un fraude no son igual a la derrota de un movimiento.

b)      La infiltración del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) en el movimiento a través del espía Manuel Cossio, causó en efecto rupturas internas por la natural y esperada paranoia que supone y espera crear esta estrategia como efecto colateral, sin embargo ellas no fueron suficientes para la concretización de los logros concretos del movimiento que continuó gozando de legitimidad a pesar de los diferentes ataques de desprestigio en su contra.
El golpe mediático de la estrategia de televisa al contratar a un ex vocero del movimiento (Attolini) que tenía un mes sin actividad interna en esos momentos según reportó su propia asamblea, alguien visible pero que nunca fue considerado un líder ni oficial ni extra oficialmente, significaba la traición y la venta de un hombre joven y ambicioso a sus propias palabras y acciones recientes, pero no significaba para nada la corrupción interna generalizada de los miembros claves del movimiento ni significaba que YoSoy132 había sido comprado.

c)      El movimiento no cesó con el resultado de las elecciones; sí se cimbró y sí se bajaron los ánimos, pero se encontraron nuevas energías y nuevos objetivos y se continuó bajo el mismo nombre hasta la represión estatal histórica e hiper violenta del primero de diciembre de 2012. Además, ningún movimiento permanece siempre igual, el concepto de disolución es algo inherente al concepto de erupción. Sin embargo una disolución no es otra cosa que una transformación, no es necesariamente sinónimo de fracaso.

Si bien por sí mismo lo aquí expuesto no nos dice el porqué del triunfo del movimiento, nos ayuda a despejar un poco la niebla que se formó a propósito para ensombrecer al movimiento y su importancia.

-La historia no oficialista-
La historia de las múltiples y diversas formas de resistencia y lucha a órdenes de poder  que no promueven y pisotean la justicia social, está escrita en muchos registros no oficiales, es enorme, constante, y muy rica.

Nos dice que las luchas o  movimientos sociales pueden ser considerados victoriosos cuando logran algo sin precedentes, sentar una marca de referencia,  e inclusive construirse y evolucionar en algo más complejo que diversifique y sirva de sostén a diferentes esfuerzos sociales posteriores, todo siempre en consonancia y eco con su motivación ideológica original.

Es entonces cuando los movimientos trascienden al cliché de la victoria oficialista en código binario y encuentran una dimensión mucho más rica y apegada a la realidad, sus logros son una suma de esfuerzo, organización, y resistencia.

En México una historia no oficialista es la que reconoce y reivindica momentos como la matanza estudiantil del 68, el halconazo, la guerra sucia y las desapariciones, los fraudes electorales, Acteal, las vejaciones Ejercito Zapatista de Liberación Nacional y sus triunfos, la guerra contra el narcotráfico y sus decenas de miles de muertos y desaparecidos y torturados por el ejército, Ayozinapa.

Yo Soy 132 reconocía estos (menos Ayotzinapa claro está, que todavía no sucedía) y otros momentos como episodios que nunca debieron de haber sucedido y que hacían necesaria su presencia; se reconocía a sí mismo como la consecuencia inevitable de tal consecución de tragedias y violencias del poder, tomaba con orgullo la responsabilizad histórica que le hacía frente y se volvía protagonista importante de nuestra historia no oficialista reciente.

-El triunfo de Yo Soy 132-

Los logros concretos del movimiento que conjugan su triunfo histórico como movimiento, pueden ser sintetizados en cuatro ejes o áreas:
1.-Fue el inicio de una nueva era para la lucha y la resistencia.

El surgimiento no fue espontaneo, pero su erupción y crecimiento se salió de todas las expectativas, ante la grandísima respuesta, primero estudiantil y luego social en general, el movimiento tuvo que encontrar rápidamente sus medios de organización y articulación hacia dentro y hacia fuera, y encontró en las redes sociales y el internet el medio aliado que mejor y más rápidamente satisfacía estas necesidades.

El logro aquí radica en que a partir de entonces las redes sociales en México descubrieron su enorme dimensión democrática y de impacto político y social, un potencial de plataforma de denuncia y resistencia que no se había explorado y que no se ha dejado de explorar, de autocorregir, y de evolucionar.  No por nada se decía que era “la primavera mexicana”, comparando el momento al de Egipto y su empoderamiento a través de las mismas vías apenas un tiempo atrás. Esa dimensión encontrada hoy en día permanece y juega un papel muy importante para las diferentes resistencias sociales, populares civiles, y pacíficas. Hoy las redes son un medio de organización y de denuncia que tiene influencia e impacto en la vida nacional considerable.

El trabajo realizado nos y le demostró al país que la forma de resistencia civil y pacífica es posible: las comisiones de trabajo formadas y reformadas para beneficio del movimiento, lograron demostrar que de hecho el trabajo de tipo profesional, dedicado y comprometido por causas nobles entre jóvenes y sociedad, era de hecho muy posible.

Todas estas comisiones lograron resultados en sus áreas, como ejemplo puedo mencionar al Comité Jurídico y de Derechos Humanos (COJUDH 132 que yo tuve la oportunidad y honor de fundar y consolidar durante unos meses), que en su vida más activa elaboró reportes de recolección de información a violaciones a los Derechos Humanos de los integrantes del movimiento a nivel nacional y los presento a la prensa y al público en general con el apoyo de Amnistía Internacional México.

2.- El benéfico impacto al tejido social

Un logro muy importante, para el movimiento y sobre todo para el tejido social, fue lo que significó la unión entre universidades públicas y universidades privadas. El prejuicio social es uno de los componentes primordiales de la guerra civil y la guerra armada, es elemento fundamental y potente del caldo de cultivo para estas.

En este sentido el ejemplo puesto por la Universidad Ibero, motivó a miembros de todo tipo de universidades a superar ideas y prejuicios de corte ideológico acerca de las identidades supuestamente incompatibles entre las personas de unas y de otras. Una lección de que es posible trascender las ideas preconcebidas acerca del otro por su condición social y de verdadera unión, que tanto le hace falta a México.

3.-La politización de sectores sociales.

La enorme respuesta estudiantil logró paulatinamente atraer a muchos sectores sociales que sin saber cómo articular su inconformidad ni tomar una iniciativa de lucha ante las injusticias que diariamente viven, se vieron atraídos por la organización y la autenticidad de la lucha estudiantil.

La naturaleza solidaria y empática del movimiento se responsabilizó de su atracción y conformo fuerzas aliadas con muchas organizaciones civiles y grupos humanos nacionales e internacionales, trabajando para ayudar a concientizar a los individuos para que se politizaran y tomaran acciones directas y concretas, individuales y grupales, de respuesta a sus propias necesidades. Mucha gente se interesó en conocer más sobre la historia de su país, la historia de la dictadura y aprendió a tomar posturas más articuladas y mejor sustentadas.

4.- El hecho histórico

Finalmente, el logro epítome del movimiento Yo Soy 132, nos sobrevino de una manera tal que en su momento no se supo quizás valorar tanto: hablo del debate logrado por el movimiento con la participación libre de sociedad civil y habitantes en general que quisieran colaborar con su contenido.
Los grupos de trabajo realizamos sesiones largas de síntesis y selección ardua de los contenidos que habrían de permitir elaborar las preguntas que se consideraron más oportunas, más adecuadas y más necesarias para cada uno de los candidatos en cada uno de los temas.

La implicación simbólica de este evento, su mensaje implícito, me parece muy importante; nunca antes se había realizado tal proeza, nunca antes en la vida democrática de esta república una organización estudiantil-social surgida unos meses antes de una elección presidencial había logrado montar y llevar a cabo con éxito un debate con los contendientes a la silla presidencial.
De nuevo, un ejemplo de unión y de trabajo inédito, el cual queda para la posteridad como referente de una democracia mucho más amplia que conlleva más que el solo hecho de votar.

-La herencia de Yo Soy 132-

El movimiento fue a nuestra generación lo que el 68 fue a la de nuestros padres: marcó y formó política y caracterológicamente a las personas jóvenes que simpatizaron con las causas que se les revelaron como necesarias de ser peleadas.

Hoy mucha de esa gente continúa la lucha de muchas maneras. Es la gente que configura las diversas manifestaciones y fórmulas de resistencia civil pacífica por la democratización de los medios, objetivo original del movimiento. Es la gente que abrazó otras causas no menos nobles y necesaria, es la gente que exige todo tipo de Derechos Humanos, la gente que ayuda a buscar a los 43 y que continúa repudiando el yugo vertical estatal que somete libertades y formas de ser en el mundo y de pensar los mundos diferentes.

Cuando en alguna entrevista me preguntaron acerca del futuro del movimiento Yo Soy 132 respondí que ningún movimiento se mantiene estático en el tiempo y que la oportunidad de evolución en éste movimiento estaba muy clara y era muy posible: motivar a una generación a adoptar de por vida una actitud crítica frente al sesgo de información y frente a los problemas de su país en general, logrando marcar de por vida a muchos individuos que independientemente del resultado electoral dedicaran parte o todas las actividades de su vida a luchas afines a las del movimiento.

Creo que así sucedió, quizás no era sensato esperar que el 132 se volviera un partido político o una ONG o una organización permanente, pero sí era posible apostar por que fuera una experiencia de carácter formativa y definitiva para la mayoría de sus integrantes así como el inicio de una etapa en la vida nacional de oposición congruente y consecuente.

Hoy, tres años después, de todas las personas a las que conocí del 132, casi ninguna ha abandonado por completo la lucha, prácticamente todas seguimos en activo de alguna manera luchando por los mismos objetivos, otros afines y algunos nuevos. Con todo, hemos aprendido sobre desobediencia civil pacífica, hemos aprendido a denunciar y a informarnos y a generar información con valores de ética periodística a través de medios alternativos a los cooptado por la dictadura, medios independientes.

Hoy ya no tenemos el mismo número, pero muchos de los que tenemos tatuado un 132 en algún lugar de la consciencia, hoy ya nos hemos tatuado otro: el 43.
Hoy y siempre: Yo Soy 132.
 
 
 
José Carlos Moreno
Columnista en medios digitales
Logoterapia, Teatro, Cine, Derechos humanos y Gestión de Paz.
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